La leyenda de nuestra cueva y la Reina Quilama.
En el periódico de la Gaceta de Salamanca publican este interesante reportaje sobre la Cueva de la Mora y nuestra Reina Quilama.
Dicen que por las noches en la Cueva de la Mora aún se pueden escuchar los lamentos de Florinda sufriendo por su amado don Rodrigo. La leyenda envuelve uno de los lugares más fascinantes y misteriosos de la provincia.
Salamanca es rica en leyendas, y la Sierra de Francia concentra buena parte de ellas. Pero una de las más apasionantes que existen es la de la reina Quilama, la Cava o Florinda, como quieran llamarla.
La hija del conde ceutí don Julián, que se enamoró perdidamente del último rey godo, don Rodrigo. Ambos huyeron de la corte de Toledo cuando comenzó la invasión musulmana de la península ibérica en torno al año 711. Una fábula que tiene un lugar fetiche, la Cueva de la Mora, el lugar más misterioso y fascinante de la sierra de la Quilama.
La leyenda asegura que, tras la invasión musulmana, Rodrigo y Florinda se refugiaron en el Castillo Viejo de Valero que, a través de túneles, se comunicaba con la Cueva de la Mora. Rodrigo huyó a Viseu cuando el conde don Julián y los musulmanes llegaron al Castillo, y Quilama quedó esperándole sepultada con el oro del tesoro de Alarico en las entrañas de la sierra que ahora lleva su nombre.
El médico Alejandro Lucas Alonso en su libro «El rey don Rodrigo y la Cava en la sierra de Francia» (Salamanca, 2004) ayuda a aportar luz sobre este enigmático lugar. Las exploraciones que se han realizado nos dicen que la Cueva de la Mora es en realidad un pozo vertical de unos 8 o 10 metros que conduce a una galería de 25 metros de largo. Al final de ésta, se divide en dos, un túnel ascendente en dirección a San Miguel de Valero que está cegado y otro descendente que también está cerrado con piedras. Hasta aquí se ha explorado.
Ahí radica la esencia del misterio, que a día de hoy se desconoce hasta dónde llegan esos pasadizos y cuál fue el objetivo de construir una cueva en una dura roca de cuarzo difícil de quebrar. Probablemente fuera el respiradero de una mina romana, pero mientras no se sepa a ciencia cierta, la leyenda seguirá teniendo sustento.
Al margen de esta apasionante historia, la Cueva de la Mora es una de las cumbres privilegiadas de la sierra de la Quilama que ofrece unas panorámicas muy atractivas de la zona. Una atalaya para contemplar las siluetas de unas montañas y valles que parecen dibujados con esmero por un artista. Asimismo permite contemplar la elegancia del vuelo de los buitres leonados. Para llegar hasta ella existen varias opciones. La más cómoda y corta es desde La Bastida, pero mucho más bello es hacerlo desde Navarredonda de la Rinconada, a cuyo término municipal pertenece
CÓMO LLEGAR. Para llegar a la Cueva de la Mora existen diferentes alternativas, todas ellas para personas acostumbradas al senderismo y la montaña. Desde La Bastida se llega por el camino que sale de su cementerio y desde Navarredonda de la Rinconada hay una ruta que pasa por los molinos de cal y el paraje de Las Fuentes